martes, 22 de febrero de 2011

PALABRAS QUE SUENAN A CANCIÓN


Estoy sentada en un banco, en Central Park, me distraigo mirando a la gente pasar, son tan diferentes y al mismo tiempo tan iguales. Me llamo Cindy, tengo 22 años y dedico la mayor parte de mi tiempo a escribir letras, letras de canciones, muchas de ellas para artistas famosos cuyos nombres no puedo mencionar por unas cláusulas que me hicieron firmar. Me gusta estar sentada en un banco, escuchar atentamente los sonidos de la ciudad, a veces, desconecto entro en mi mundo perfecto, donde no se sabe cuándo acaba la realidad y empieza la ficción. Me gusta, me siento libre, sin preocupaciones, sin miedo a nada y a nadie, y cuando parece que todo es perfecto... ¡MEK! Se oye el sonido de un atasco de hora punta en Central Park. Todo mi mundo se va al traste, todo se acaba y cuando miro el reloj ya es la hora de comer. Me levanto del banco y me voy. De camino a casa, encuentro un restaurante italiano, ¡me encanta la comida italiana! Así que entro y pido, de primer plato una ensalada ya que me gusta comer sano, de segundo plato me pido unos espaguetis a la italiana. Mientras espero a que me traigan la comida, me sorprende algo que dan por la televisión, son las noticias, hablan sobre un cantante de Rock, Erik creo que se llama. Me parecía que yo había hecho alguna letra de canción para él, no estaba segura pero me sonaba. Al fin me traen la comida, como, pago la cuenta y decido irme a casa. Justo estoy poniendo la llave en el cerrojo de la puerta de casa, cuando suena el teléfono, entro corriendo tan rápido, que me tropiezo con la alfombra, con la mesa del comedor, con el sofá, pero al fin llego al teléfono y respondo.
Nada, he llegado tarde, pero bueno, si es algo urgente ya volverán a llamar. Me siento en el sofá y de repente me pasa una melodía por la cabeza y … también una letra pegadiza, cojo papel y bolígrafo y voy escribiendo lo que se me va pasando por la cabeza. Creo que acabo de componer una nueva canción, pero aún le fallan unos ajustes. Miro la hora y veo que es la hora de la siesta. Aquí en América la hora de la siesta no existe, pero como en España yo hacía la siesta cada día pues ya es la costumbre. Así que me pongo a dormir. Me cuesta un poco, por el ruido, tengo unos vecinos muy escandalosos, se pasan el día chillando y moviendo los muebles, al fin me duermo ¡ÑEK! Me despierto de golpe, son los vecinos que deben de estar cambiando el sofá de sitio, otra vez. Me levanto, porque sé que no me volveré a dormir. Miro el móvil y… 6 llamadas perdidas de una amiga.” Madre mía”, pensé si le habría pasado algo y yo aquí durmiendo, tan feliz. La llamo, rezando para que no le haya pasado nada malo. No da señal, me preocupo, miro el móvil. ¡Buf! Suspiré; soy yo, que no tengo cobertura. Salgo a la terraza y lo vuelvo a intentar a ver si con cobertura tengo más éxito. Da tono, eso es buena señal. Y al fin contesta.
- ¡Ya era hora! -contestó ella nada más coger el teléfono.
Estuvimos hablando un buen rato, hasta que de repente saca el tema del concierto donde canta el cantante Erik. Entonces ella me pregunta:
- ¡Oye! Si no tienes nada que hacer, si tu agenda no está muy apretada, ¿me podrías acompañar al concierto?
- No sé, no tengo muchas ganas- le respondo, pero ella es una de esas personas, que no se da por vencida tan fácilmente. Así que, mejor le digo que sí porque si no, no va a parar y además, me duele la cabeza y no estoy para que me la hinchen más. Así que le digo que sí y le pregunto el día y la hora.
- El día 6 a las 20:00h en el Auditorio de la calle Evergreen Terrace- Me dice.
- Está bien, pues- le respondo.
Cojo el teléfono y cuelgo. Miro la hora, (suspiro) y ya son las 6. Voy a la nevera a ver qué tengo para cenar; la abro y solo tengo dos míseros huevos y un trozo de lechuga. Con eso tendré que improvisar algo para comer. Decido ir a mirar la tele a ver si hacen algo interesante, pero nada y de golpe ¡PAF! Me quedo dormida, otra vez en el sofá. “No sé cómo puedo tener tanto sueño” al fin me despierto y vuelvo a mirar el reloj, ¡ya son las diez! Voy a abrir mi mísera nevera e intentar hacerme una cena decente con lo que tengo. Consigo hacerme una tortilla de dos huevos y una cosa, que no sé ni cómo se le puede llamar ensalada ya que solo son dos trozos de lechuga con un poco de agua; no me he molestado ni en escurrirlos. Acabo de cenar y me pongo a ver la tele; de repente me empieza a coger otra vez sueño y me vuelvo a dormir en el sofá. Me despierto y miro el reloj y solo son las cuatro, me levanto del sofá apago la televisión y me voy a mi cama, a ver si puedo dormir hasta las siete por lo menos.
Estoy tumbada en la cama y no encuentro la postura para dormirme. Al fin la encuentro, pero de golpe mi cabeza empieza a hacer ruido, empieza a pensar.
Piensa en canciones, en letras, en sonidos, en coches, en nombres de calles y también pienso en el cantante del concierto que tiene que ir el día seis, Erik.
Abro los ojos y digo en voz alta, hablando sola:
- ¡ No puede ser!
Cojo el iPod y me pongo la música a tope, así no oiré a mi cabeza pensar. Me duermo.

¡ TOC, TOC, TOC!, llaman a la puerta. Me levanto medio dormida pensando, quien podía ser. Abro la puerta y veo un repartidor de paquetes.
- Cindy, Cindy Roberts?- pregunta.
- Sí, soy yo- respondo.
Y me da un paquete, un paquete enorme. Y no tengo ni idea de lo que puede ser. Lo abro y veo una nota, que pone:

• Querida Cindy, ya sé que no te gusta mucho ir de compras así que me he tomado la libertad de comprarte un vestido para el concierto de esta noche. Tu amiga que te quiere, Lidia

Es lo único que puedo pensar en este momento, que tenga buen gusto y el vestido me guste.
Abro la caja poco a poco, descubro un elegante vestido negro, no muy largo, por encima de las rodillas. Con un bonito escote palabra de honor. ¡ Me encanta! Ha acertado. Pasan las horas y cada vez está más cerca la hora del concierto. Decido irme a duchar. Al salir de la ducha, me pongo el vestido que me ha regalado Lidia. Me maquillo un poco y ya. Cuando estoy a punto de ponerme los zapatos suena el timbre, es Lidia, que ya está impaciente y me está gritando para que me dé prisa. Me pongo los zapatos, cojo el bolso, las llaves de casa, el móvil, así que salgo corriendo por la puerta. Lidia ya me estaba esperando en el taxi. El taxi nos lleva hacia el Auditorio y una vez estamos allí entramos y tomamos asiento.
Se apagan las luces y se ve cómo una persona se dirige hacia el centro del escenario. ¡PAM! Se enciende una luz blanca iluminando al cantante, a Erik. Y entonces oigo en mi cabeza que empieza a pensar…
“Es que es tan guapo, esa cara de ángel y a la vez de demonio, esos ojos verdes, esas manos, esa voz tan sexy.”
No me lo puedo creer, me estoy enamorando.

Júlia Serena, 3r A

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